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Para lograr su
objetivo utilizan todo su ingenio, y así convertirse en íntimos de su
víctima. En
un primer momento, se hacen
pasar por menores que intentan captar
la confianza de aquellos
chicos y chicas que encuentran por las redes sociales. Jóvenes
inocentes que ven en sus nuevos amigos a alguien con quien hablar de
sus problemas, reirse o convertirse en uno más de su círculo.
Cuando los acosadores ya tienen una
relación cercana van un paso más allá, y empieza a
demandar fotos y
vídeos subidos de tono.
Cuando
la confianza entre el acosador y su
víctima es completa, el adulto comienza a pedir
más material para cubrir sus necesidades sexuales. Si el
menor ya no quiere seguir enviando fotos y vídeos, o cree que lo que
está haciendo no es lo correcto el acosador empieza la fase
de amenazas y chantaje (“ Si no me mandas más
fotos compartiré las que tengo con todos mis contactos”, “Como
tus padres se enteren de lo que haces por las redes van a pensar que
eres una guarra”...). En este momento los menores se sienten
acorralados no sabiendo como actuar. Si que es verdad que muchos
denuncian y se lo dicen a sus padres, pero otros acceden al chantaje
del acosador teniendo graves consecuencias ( miedo, baja autoestima, bajo rendimiento en el
colegio, aislamiento, cambio de actitud, etc. ).
Lo
importante es que todos los menores que se encuentren en esa
situación se atrevan a denunciar y
no sucumban al chantaje de los acosadores. Actualmente existen
grupos concretos de la policía, que luchan para erradicar estos casos
de acoso a través de la red.
¡Necesitamos
proteger e informar a los menores de los riesgos y las consecuencias
que pueden tener las redes sociales!
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